Pese a los avances tecnológicos de la industria en los procesos de diseño y fabricación de los motores, el esperable aumento de los indices de fiabilidad mecánica apenas se ha producido. Hasta la llegada de la electrónica al automóvil, las principales novedades técnicas en los motores se centraron en la evolución funcional de los distintos sistemas mecánicos del motor. Y el funcionamiento de los componentes mecánicos evolucionados mejoró aún más en rendimiento cuan do los motores se empezaron a gestionar por una unidad de control.
«Pese al uso de nuevos materiales, aún más resistentes y ligeros, y a las nuevas técnicas de fabricación, las modernas motorizaciones no están exentas de sufrir averías«
Obviando las anomalías de naturaleza eléctrica, las averías funcionales más habituales de los componentes mecánicos en motores de última generación son:
- Anomalías en los sistemas de distribución por cadena, que en unos casos pueden causar una variación en la sincronización/calado, y en otros incluso roturas de la propia cadena, con el consiguiente choque de válvulas y pistones.
- Rotura de chapaletas de arremolinamiento de admisión, cuyos fragmentos pueden acceder al interior de la cámara de combustión y provocar daños mayores.
- Roturas y desgaste excesivo de las bombas de alta presión de algunos modelos de inyección diésel.
- Defectos de funcionamiento de los inyectores en los motores diésel de inyección directa o en sistemas de inyector-bomba, ya sean debidos a un excesivo desgaste interno o a una avería funcional.
- Averías en el sistema de sobrealimentación, la mayor parte relacionadas con atascos por carbonilla o por defectos en el eje de giro del turbo compresor provocados por un excesivo desgaste debido a una lubrificación defectuosa.
- Pérdidas de estanqueidad en el sistema de admisión de aire.
- Diseños imperfectos del circuito de admisión y la cámara de combustión, que propician la acumulación de carbonilla en la admisión de algunos motores en las fases de carga media baja y recirculación del motor.
- Desequilibrios inducidos en la regularidad cíclica del motor debido al mal estado del volante de inercia bimasa.
- Problemas por el desgaste excesivo, torsión o rotura de los árboles de levas. También roturas en los muelles de válvula.
En definitiva, y pese al uso de nuevos materiales, más resistentes y ligeros, y a las nuevas técnicas de fabricación, las modernas motorizaciones no están exentas de sufrir averías. Así, acceder a la correcta información técnica, a los mejores recursos formativos y materiales, cobra, por tanto, mayor importancia a la hora de solucionar cualquier de los problemas mencionados.